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Soy Amanda, aquella mujer que ansiaste tener en tu dormitorio, una amante deseosa de relacionarse con caballeros soñadores y apasionados para saciar sus fantasías … y también las mías.

El sexista es un enfermo social enfermo de mala educación. Su condición de bestia le viene dada por su educación, no por su género. Prueba de ello es que hay mujeres machistas y homosexuales machistas, y seguro que habrá transexuales y bisexuales machistas y vendedores de cupones machistas.

Mas aquí, en cambio, expondremos lo básico que necesitamos para ir, sin más ni más trámite, al tema que nos convoca: la suave locura del A.R. Ahora, una presentación escueta y resumida de algunos conceptos de M.A. que necesitaremos para seguir avanzando.

Hay gente a la que le importa más, hay gente a la que no le importa una mierda. He sigo testigo de tantas peleas maritales por culpa de los gastos que a esas alturas me sorprende que todavía existan parejas felices.

En la apariencia el bueno y el malo conviven en el mismo planeta, mas la realidad incluye únicamente al ser consciente que entonces, nada tiene que ver con el malo ni la maldad del mundo, cuando menos es siendo consciente de los límites de este poder, mientras que crece a lo ilimitado.

La población de la urbe es de aproximadamente 3,4 millones, mientras que la población estimada de la zona urbana es de 5,5 millones. La población total de la zona metropolitana de la villa de Madrid (zona urbana y los suburbios) se calcula en 6,3 millones. La urbe se extiende por un total de 698 km².

Con mi cuerpo de medidas perfectas y mi implicación total en todo instante, tu único inconveniente será pensar en cuando volver a verme.

Acostumbra a iniciar entre los diez y los catorce años. Cada niña, no obstante, se desarrolla conforme con un ritmo propio y puede generarse antes o bien después de esas edades, sin que eso signifique ninguna anormalidad.

Pararlas y, cuando vayan solas, decirles que crees que deberíais conoceros y, cuando vayan andando en grupo o estén sentadas en un banco del parque, pedirles que te graben un vídeo y hacerles el juego de el trasero mágico.

Estoy en la calle porque quiero. En mi caso, sí. No todas tienen esta suerte. Me acuesto con hombres por dinero y no tengo novio. Quiero uno, claro. Uno con el que me acueste porque lo quiero. No porque me paga.